15 diciembre 2008

Hay gente con costumbres extrañas

Hay gente con costumbres muy extrañas. Fíjate, que por estas fechas hay gente que compra juguetes y colonias a precios desorbitados y luego finje que los ha regalado un gordo vestido de rojo en un trineo volador.

Eso es una costumbre extraña, y no el escribirte una carta todos los años. Muchas cosas han cambiado desde que te fuiste. Ya han pasado no uno, ni dos, sino tres años.

La rabia, el desasosiego y el sentir que el mundo se hundía cada vez que me giraba para buscarte y no estabas ahí han ido dejando paso a un dolor sordo pero constante; al sabor de los sueños rotos y las oportunidades perdidas. Si fuera físico, sería algo parecido al picor en un miembro amputado.

Te sigo echando de menos todos los días, y especialmente en estas fechas. Si nunca me gustaron, ahora menos. Hace muchos años que perdí la ilusión y dejé de ver un motivo para celebrar. No deja de ser paradójico que yo quiera tener un funeral irlandés, y quiera que mis amigos me recuerden entre risas y alegrías, pero sea tan difícil levantarme el ánimo estos días. Supongo que, en cierto modo, es mucho más fácil para el que se va que para los que se quedan.

No obstante, esta noche brindaré por ti. Por los buenos momentos compartidos, y por el cariño que nos teníamos.

Las lágrimas no son tan amargas cuando son por ti.

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