14 julio 2010

Tossa

Siguiendo con el anterior post, en este caso voy a centrarme en las actividades no-submarinas que hicimos en Tossa: básicamente pasear, comer y beber, en sus distintas combinaciones.


Lo primero que hay que decir de Tossa es que es una ciudad muy bonita. No excesivamente masificada, con buenas playas, impresionantes acantilados, y un recinto amurallado bien conservado.


El viernes llegamos muy tarde, y apenas nos dio tiempo de salir a tomar algo. Además, el sábado por la mañana teníamos nuestro bautizo submarino, y tampoco era cuestión de llegar con dolor de cabeza.

Por la tarde, salimos a dar una vuelta por los acantilados, y luego hicimos un pequeño circuito barístico.



El domingo, como a Paula no le hace gracia la playa (ni el sol), y yo prefiero pasear con la cámara en la mano... pues a eso nos dedicamos. Muchas fotos, pruebas con el filtro polarizador (de las que no estoy muy contento del resultado... y no sé si el problema es el filtro - que es malo - o soy yo), pruebas con el filtro IR (de las que tampoco estoy muy contento - I y II - pero creo que en este caso fue poco acertada la elección de qué fotografiar.

Por la tarde, me subí con Alex hasta la Torre del Moro, desde donde se tiene una vista panorámica que bien vale el paseito.



De ahí, al faro a echar unas cervecitas, y a la cama pronto, que el lunes por la mañana, muy prontito, muy prontito, había que volver a Madrid a trabajar y levantar España.

Lo malo de las vacaciones, es que se acaban.

Más fotos, en Picasa.

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